Arranco la primera hoja de un calendario cada vez más ajeno.
Febrero llega cargado de nostalgia, esquivo e indiferente.
Los días se hacen un poco más largos y el tiempo burla las horas.
Ya es tarde para volver a regalarnos promesas en un coche mal aparcado,
para intercambiar sonrisas en los pasillos de una redacción de provincia,
para comernos las semanas al ritmo de un latido compartido,
para escribir sueños en la última hoja de cualquier cuaderno,
para recibir correos electrónicos de madrugada
y jurarnos pasados mañana compartidos.
Hoy sólo puedo regalarte mis recuerdos y alguna sonrisa cómplice.
Feliz cumpleaños.
lunes, 1 de febrero de 2010
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