Las chicas ya no hacen proyectos,
no escuchan sus discos plagados de polvo
ni compran caramelos a granel.
Ahora pernoctan en pensiones del centro,
sueñan despiertas con dar portazos al mundo
y se desnudan pensando en otras miradas.
Las chicas ya no escriben poemas de saldo,
no emborronan recortes de revistas
ni llegan tarde al último tren.
Ahora se masturban en un ascensor,
escupen las ruinas de un presente hostil
y huelen a colonia de hombre casado.
Las chicas ya olvidaron su nombre,
nunca comen en casa de mamá
ni compran regalos en las rebajas.
Ahora se insultan frente al espejo,
respiran un asco entrecortado
y recogen la mugre de un piso compartido.
Las chicas ya no suspenden matemáticas,
no mienten por teléfono
ni ahorran monedas para ir al estanco.
Ahora pasean sin rumbo en cualquier parque,
lloran rímel de tienda de barrio
y se caen en la escalera,
lentamente.
viernes, 9 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario