Siempre había querido disfrutar de las ventajas de ser un marginado. Maldecía tu amor, ese sucio juego que me impedía convertirme en un poeta maldito, en un Bukowsky dispuesto a estrellarse en todas las esquinas de la ciudad sin límites. Éramos los ilusos que se sentían a lo lejos, que buscaban sus dedos bajo la mesa y pensaban que ayer no termina nunca. Hoy veo gente en sitios, metros que desembocan en las mismas estaciones, el cuarto de baño sin tu champú, el apartamento invadido por tu silencio roto, las calles que envejecen, la vida de los otros, los anuncios que venden la gran estafa americana, tu hueco en el lado izquierdo del colchón, el mismo amor, la misma lluvia.
No lloro. Solo pido un poco de arsénico por compasión, un zarpazo caníbal que te borre. Destroza mis besos. Mátalos suavemente, sin perdón, hasta que se ahoguen en esta tormenta perfecta, en este laberinto de pasiones sin salida. Solo entonces, cuando ya no existas, podré escribir mi obra definitiva, la gran belleza de tu recuerdo.
domingo, 21 de septiembre de 2014
jueves, 23 de enero de 2014
domingo, 8 de diciembre de 2013
VOLVER
Vuelvo a verte sin verte,
a renegar de tu ausencia,
a maldecir mis miedos y tus prisas,
a echar de menos tus imperfecciones,
tus sueños mal dormidos,
tus mensajes a deshoras,
tu absurda epidemia,
tu inmadurez,
tus pasillos vacíos.
Vuelvo a estancarme en tus charcos,
a dormirme con tu ausencia,
a excitarme con tu cuerpo en mi memoria,
a recordar tus latidos,
tu testaruda insistencia,
tus llamadas perdidas,
tu sinfín de proyectos a medida,
tu voz entrecortada,
tus adioses consentidos.
Porque hoy vuelvo a sentir que siento,
porque quizá no tuvimos tiempo de aprender a querernos,
o se nos hizo de noche de repente,
o tú estabas lejos y yo tan cerca,
o te encontré en el momento equivocado,
o repetimos los mismos errores,
o se nos hizo de día cuando
aún
era
de
noche.
a renegar de tu ausencia,
a maldecir mis miedos y tus prisas,
a echar de menos tus imperfecciones,
tus sueños mal dormidos,
tus mensajes a deshoras,
tu absurda epidemia,
tu inmadurez,
tus pasillos vacíos.
Vuelvo a estancarme en tus charcos,
a dormirme con tu ausencia,
a excitarme con tu cuerpo en mi memoria,
a recordar tus latidos,
tu testaruda insistencia,
tus llamadas perdidas,
tu sinfín de proyectos a medida,
tu voz entrecortada,
tus adioses consentidos.
Porque hoy vuelvo a sentir que siento,
porque quizá no tuvimos tiempo de aprender a querernos,
o se nos hizo de noche de repente,
o tú estabas lejos y yo tan cerca,
o te encontré en el momento equivocado,
o repetimos los mismos errores,
o se nos hizo de día cuando
aún
era
de
noche.
sábado, 1 de junio de 2013
DUDAS
Parecía que nunca iba a llegar, pero mi avión ya está entrando en tu cabeza. Tres meses vividos con cuentagotas, con promesas intuidas y palabras que se resistían a salir, como si dar forma a las ilusiones fuera estar un poco más cerca de la desilusión. Hoy me acuerdo de ti, de tu sonrisa abriendo mi puerta, de tus eternos cinco minutos de retraso, de esa apariencia que no encajaba con las piezas de mi puzle y poco a poco fue borrando los sueños absurdos de un idioma conocido, dándole forma a un quizás cada vez más probable. No te he vuelto a ver, pero te he visto un poco todos los días. Has dosificado tus emociones, yo casi he escondido las mías. Hemos jugado a mantener la compostura, al ‘aquí no pasa nada’, al ‘todo es normal’, a las coincidencias, a los monosílabos, al ‘status quo’. Pero los nervios juegan con las palabras de mis folios, desbaratan el orden de mi rutina, encogen las estaciones de metro y estiran los segundos de un reloj que baja sin frenos. Tengo miedo de perder, de despedirme triste en un aeropuerto que nunca he visto o en cualquier estación de extrarradio, de volver a volar llorando, de que el cuentagotas se rompa, del desastre.
De ti.
De mí.
- ¿Qué quieres de Madrid?
- Nada. Solo que vengas.
De ti.
De mí.
- ¿Qué quieres de Madrid?
- Nada. Solo que vengas.
domingo, 14 de abril de 2013
CELOS
No voy a preguntar a qué hora volviste a casa,
ni quiero saber si has visto a la chica de las fotos,
ni voy a hacerte una hoja de ruta con mis recuerdos.
No puedo borrar las marcas de mi pasado,
ni fingir que él no me acompañaba en mis viajes y mis sueños,
ni pretender que tú tienes 20 y yo aún estoy a tiempo de querer sin medida.
No voy a dejar que te invadan tus celos retroactivos,
ni voy a leer tus mensajes a escondidas,
ni vamos a imaginar un futuro sin ayer ni mañana.
Solo vamos a dejarnos llevar en un apartamento alquilado,
vamos a parar el reloj con un idioma inventado,
vamos a pasear sin excusas por las calles que has visto tantas veces sin mí,
vamos a reinventar tus historias y a inflar mis ilusiones perdidas,
vamos a querernos sin aliento y con prisas,
vamos a imaginar un próximo verano imposible,
vamos a ser dos adolescentes al borde de los 30,
vamos a olvidar el incesante sonido de mi despertador,
vamos a creer que tenemos opciones,
que nuestros dedos se entienden,
que todavía es posible.
ni quiero saber si has visto a la chica de las fotos,
ni voy a hacerte una hoja de ruta con mis recuerdos.
No puedo borrar las marcas de mi pasado,
ni fingir que él no me acompañaba en mis viajes y mis sueños,
ni pretender que tú tienes 20 y yo aún estoy a tiempo de querer sin medida.
No voy a dejar que te invadan tus celos retroactivos,
ni voy a leer tus mensajes a escondidas,
ni vamos a imaginar un futuro sin ayer ni mañana.
Solo vamos a dejarnos llevar en un apartamento alquilado,
vamos a parar el reloj con un idioma inventado,
vamos a pasear sin excusas por las calles que has visto tantas veces sin mí,
vamos a reinventar tus historias y a inflar mis ilusiones perdidas,
vamos a querernos sin aliento y con prisas,
vamos a imaginar un próximo verano imposible,
vamos a ser dos adolescentes al borde de los 30,
vamos a olvidar el incesante sonido de mi despertador,
vamos a creer que tenemos opciones,
que nuestros dedos se entienden,
que todavía es posible.
domingo, 24 de febrero de 2013
RUTINAS
Último día de sonrisas, preguntas, dudas, complicidad y tabaco.
Vuelve tu rutina, y la mía.
Turistas, muebles de catálogo, rutas guiadas, horarios infernales, tu entrañable caos.
Cientos de estudiantes, imperfecto de subjuntivo, tren de cercanías, madrugar sin ti.
- Me has prometido que vendrás.
- Y tú que vas a volver.
Llueve en Madrid. No llevas paraguas, como siempre.
- Te espero a dos horas.
- Y yo donde siempre.
- ¿Vamos a ver el pirulí?
Vuelve tu rutina, y la mía.
Pensar en si vale la pena tanta distancia, tener ganas de arriesgar y mucho miedo a perder (ya sabes que no puedo permitirme otro fracaso).
- Hasta… luego.
Te vas. Lloro. Llueve en Madrid. No llevas paraguas, como siempre.
A este final le falta brillo y emoción…
Tú y yo bajo la lluvia, arañando la luna solo por amor…
Sería un gran guión.
Vuelve tu rutina, y la mía.
Vuelve tu rutina, y la mía.
Turistas, muebles de catálogo, rutas guiadas, horarios infernales, tu entrañable caos.
Cientos de estudiantes, imperfecto de subjuntivo, tren de cercanías, madrugar sin ti.
- Me has prometido que vendrás.
- Y tú que vas a volver.
Llueve en Madrid. No llevas paraguas, como siempre.
- Te espero a dos horas.
- Y yo donde siempre.
- ¿Vamos a ver el pirulí?
Vuelve tu rutina, y la mía.
Pensar en si vale la pena tanta distancia, tener ganas de arriesgar y mucho miedo a perder (ya sabes que no puedo permitirme otro fracaso).
- Hasta… luego.
Te vas. Lloro. Llueve en Madrid. No llevas paraguas, como siempre.
A este final le falta brillo y emoción…
Tú y yo bajo la lluvia, arañando la luna solo por amor…
Sería un gran guión.
Vuelve tu rutina, y la mía.
domingo, 3 de febrero de 2013
PARÉNTESIS ( )
Metro de Madrid, anochece y hace frío fuera.
Llego tarde, burla del destino.
Me espera con una sonrisa forzada.
¿Llevas paraguas?
Empieza a llover, no llevo bufanda.
¿Por qué siempre tienes las manos tan frías?
¿Por qué tienes que marcharte tan pronto?
Vinos y risas, decorado de un sin ti compartido.
Qué absurdo azar, qué sinsentido.
Quizá no era necesario este sucio paréntesis.
¿Volverás?
¿Vendrás a buscarme?
Extraños, ajenos,
nosotros.
Llego tarde, burla del destino.
Me espera con una sonrisa forzada.
¿Llevas paraguas?
Empieza a llover, no llevo bufanda.
¿Por qué siempre tienes las manos tan frías?
¿Por qué tienes que marcharte tan pronto?
Vinos y risas, decorado de un sin ti compartido.
Qué absurdo azar, qué sinsentido.
Quizá no era necesario este sucio paréntesis.
¿Volverás?
¿Vendrás a buscarme?
Extraños, ajenos,
nosotros.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)