Me levanto empapada, absurda, perdida.
Huelo a resaca y ausencia, a noches sin ti.
Llego tarde al rescate,
me asomo al vacío.
Qué epidemia de frío, qué incómodo abril.
Ayer hice limpieza de mis copas rotas.
Encontré la botella que nunca bebí.
Vendo gotas de saldo,
rencor en oferta.
Qué cartel de segunda, qué diciembre hostil.
Hay un charco pringoso en la puerta del baño.
El futuro pasó por la puerta pero no le abrí.
Llevo cartas marcadas,
farol consentido.
Qué vino picado, qué verano gris.
Ya no llevo la cuenta de tus sinsentidos.
Hace más de tres días que escapé sin mí.
Bebo vino barato,
aún sobrevivo.
Qué otoño sin ganas, qué lejos de aquí.